El arándano se ha consolidado como uno de los cultivos estratégicos para el sector agroalimentario de Michoacán. Su crecimiento acelerado responde tanto a la demanda internacional como a las condiciones agroclimáticas favorables que ofrece el estado.
La altitud, los suelos ricos en materia orgánica y un clima templado permiten obtener fruta de alta calidad, competitiva en los mercados más exigentes.
Además, la infraestructura agrícola desarrollada en regiones como Los Reyes y Peribán ha facilitado la adopción de tecnologías avanzadas en el manejo del cultivo, incluyendo sistemas de fertirriego, mallas antigranizo y prácticas de agricultura protegida. Esto ha generado un entorno propicio para la inversión y la exportación, posicionando al arándano como un producto con alto valor comercial.
En términos económicos, representa una fuente significativa de ingresos para pequeños y medianos productores, quienes han logrado insertarse en cadenas de valor orientadas principalmente al mercado de Estados Unidos, Canadá, Europa y Asia.
El auge del arándano también ha impactado positivamente en la generación de empleo rural, fortaleciendo el tejido productivo local y estimulando el desarrollo regional.
Por todo ello, este cultivo ha dejado de ser una promesa para convertirse en un pilar de la economía agrícola de Michoacán.
Condiciones agroclimáticas que favorecen su cultivo
El cultivo de arándano en Michoacán se beneficia de una combinación muy específica de condiciones agroclimáticas que inciden directamente en la calidad del fruto y en el rendimiento por hectárea.
La altitud, que en muchas zonas productoras se sitúa entre los 1,800 y los 2,200 metros sobre el nivel del mar, permite una amplitud térmica ideal: días cálidos y noches frescas. Esta oscilación favorece la concentración de azúcares y antocianinas en la fruta, lo que mejora su sabor, firmeza y coloración.
Además, el clima templado, con lluvias bien distribuidas durante el ciclo vegetativo, contribuye a mantener una humedad relativa estable que reduce el estrés hídrico en las plantas.
Los suelos, generalmente ácidos y con buen drenaje, facilitan el desarrollo radicular del arándano, una especie sensible al exceso de agua.
Otro factor determinante es la radiación solar constante, que incide directamente en la fotosíntesis y, por tanto, en la acumulación de sólidos solubles.
Si bien el arándano exige un manejo técnico riguroso, estas condiciones naturales permiten un cultivo más eficiente, con menor presión de plagas y enfermedades, lo que se traduce en un menor uso de agroquímicos y una producción más sustentable.
Para quien busca desarrollar un proyecto rentable y con enfoque de exportación, estas variables agroclimáticas hacen de Michoacán un entorno privilegiado para el establecimiento de huertas de arándano.
Impacto social y económico del arándano en Michoacán
El cultivo de arándano ha transformado el panorama agrícola de Michoacán, no solo desde una perspectiva productiva, sino también en términos sociales y económicos.
Esta berry de alto valor ha dinamizado economías locales al generar miles de empleos directos e indirectos, especialmente en regiones como Zamora, Tangancícuaro y Los Reyes, donde pequeñas comunidades han encontrado en la producción de arándano una fuente constante de ingresos.
La demanda internacional ha incentivado la formalización laboral en el campo, elevando los estándares en condiciones de trabajo, seguridad y prestaciones para los jornaleros.
Además, muchas familias que antes dependían de cultivos tradicionales de bajo margen, han logrado mejorar su calidad de vida al incorporarse a cadenas de valor globales. La derrama económica que genera esta actividad se refleja también en el crecimiento de servicios complementarios: transporte agrícola, agroinsumos especializados, consultoría técnica y centros de empaque.
Para los productores, el arándano representa una oportunidad de diversificación rentable, con acceso a programas de financiamiento, certificaciones internacionales y acompañamiento técnico.
Este impacto ha fortalecido el tejido social rural, reduciendo la migración temporal y promoviendo el arraigo a las comunidades.
En suma, el arándano no solo es un cultivo exitoso, sino un motor de desarrollo regional con efectos concretos en la inclusión, la inversión y la competitividad del sector agroalimentario de Michoacán.
